Papá Noel, Santa Claus, San Nicolás, Viejito (o Viejo)
Pascuero o Colacho son algunos nombres con los cuales se conoce
universalmente al personaje legendario que según la cultura occidental trae regalos a los niños
por Navidad. Es un personaje
inspirado en un obispo cristiano
de origen griego llamado Nicolás,
que vivió en el siglo IV
en Anatolia, en los valles de
Licia (en la actual Turquía). Era una de las
personas más veneradas por los cristianos de la Edad Media, del que aún
hoy se conservan sus reliquias en la basílica de San Nicolás, Bari, Italia.
Historia de Nicolás de Bari
Se estima que Nicolás de Bari nació cerca del año 280 en Patara, una ciudad del distrito de Licia, en la actual Turquía.
Se estima que Nicolás de Bari nació cerca del año 280 en Patara, una ciudad del distrito de Licia, en la actual Turquía.
Era
hijo de una familia acomodada y creció bajo los tirantes deseos de sus padres.
Su padre deseaba que siguiera sus pasos comerciales en el Mar Adriático, mientras su
madre pretendía que fuera sacerdote como su tío, el obispo de Mira (antigua ciudad griega de la Anatolia
Egea , actualmente Turquía).
Lamentablemente,
la peste solucionó su dilema,
al llevarse a sus padres, mientras trataban de ayudar a los enfermos de su
ciudad. El muchacho, conmovido con la desgraciada situación de su gente ante
semejante enfermedad, repartió sus bienes entre los necesitados y partió hacia Mira para vivir con su tío y ordenarse
como sacerdote, cosa que logró
a los 19 años. Más tarde, al morir su tío fue elegido para reemplazarlo.
De
él, se cuentan cientos de historias, especialmente narrando sus milagros
y sus bondades para con la gente pobre. Tal fue la admiración que sintieron por
él que se convirtió en santo
patrón de Grecia, Turquía, Rusia y la Lorena.
La leyenda de Nicolás de Bari
Su
relación con los niños nace en una de las historias que indica que alguien
acuchilló a varios niños, entonces el santo rezó por ellos y obtuvo su curación
casi inmediata. Pero además, Nicolás tenía especial inclinación por los niños.
Su
mítica fama de repartidor de obsequios se basa en otra historia, que cuenta que
un empobrecido hombre padre de tres hijas, no podía casarlas por no tener la
dote necesaria, al carecer las muchachas de la dote parecían condenadas a ser
"solteronas". Enterado de esto, Nicolás le entregó, al obtener la
edad de casarse, una bolsa llena de monedas de oro a cada una de ellas. Se cuenta que
todo esto fue hecho en secreto por el sacerdote quien entraba
por una ventana y ponía la bolsa de oro
dentro de los calcetines de las niñas, que colgaban sobre la chimenea para
secarlos.
También
fue nombrado Patrono de los marineros, porque, cuenta otra historia, que
estando algunos de ellos en medio de una terrible tempestad en alta mar y viéndose
perdidos comenzaron a rezar y a pedir a Dios con oraciones tales como Oh Dios,
por las oraciones de nuestro buen Obispo Nicolás, sálvanos. En ese momento
la figura de San Nicolás se hizo presente y calmó las aguas. En oriente se lo
conoce como San Nicolás de Mira o Myra, pero en occidente como San
Nicolás de Bari, ya que, cuando los musulmanes invadieron Turquía, los cristianos
lograron sacar en secreto sus reliquias (1087) y las llevaron a la ciudad de Bari en
Italia. En esta ciudad se
obtuvieron tantos milagros al rezarle al santo que rápidamente su popularidad se
extendió por toda Europa.
Hay cientos de templos en todo el mundo dedicados a su figura. Ya en el año 550, en Roma se erigió uno en su honor.
Como se imbrican las historias a lo largo de los tiempos, es fascinante hurgar en el pasado para descubrir como se fueron y, sin duda, se seguirán armando historias sobre historias.
ResponderEliminarMi comentario iba a ser tan original como lo que acaba de decirte Mirta, palabra por palabra...
ResponderEliminarEso sí, en mi casa somos más de "reyes magos" ;)
Queridísimo Enrique: Yo también soy de más de los reyes magos, aunque no me interesará que alguien me regalara mirra e incienso. Je, je. Lo que ocurre es que me gusta todo lo que estimula la imaginación. Todo aquello que hace volar la fantasía me resulta bienvenida, mientras no se oponga o trate de reemplazar a otras que también cumplen la misma función. Creo que esa es nuestra función: sostener las viejas costumbres a pesar del avance de las nuevas. Un abrazo
EliminarLas nuevas religiones siempre se apoyaron en las distintas costumbres de los lugares que iban conquistando, así muchas de las festividades de hoy en día tienen origen en lo que la iglesia llama ritos paganos.
ResponderEliminarNo me quiero meter en aguas profundas. solo te dejo una frase, y a buen entendedor pocas palabra, "La ley del más fuerte". Gracias por tu comentario.
EliminarTodos coincidimos en cómo las historias que durante siglos fueron compartidas por vía oral y si había algún vestigio escrito se destruyó por interés de una u otra cultura, religión y poder; se cambiaba por esos motivos!
ResponderEliminarUn abrazo!
También es cierto lo que dices. Muchas de las cosas que aquí cuento son parte de la leyenda o del mito popular. pero es hermoso hacer volar la imaginación. con la mediatización hemos pasado a elementos concretos y nuestro cerebro se ha ido anquilosando. Las viejas historias le pueden agregar un poco de lubricante para que no nos quedemos varados en la sola información del ordenador. Gracias por tu comentario.
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